sábado, 11 de febrero de 2012

Landariel y Uruk

Allí, bajo los pies de la enorme roca de Marzo, Uruk cogió de nuevo su espada. Aún sólo días los que habían pasado desde su marcha, aquella marcha por su bien, pero un así, la falta de su compañía le dolía en el alma pues sin ella, levantar su arma era mas pesado de lo que pudiese haberse imaginado. Se enfrentó como siempre había echo los últimos años a enemigos sin fin, les plantó cara y, si alguna vez le atraparon y le capturaron, él sabía escaparse de ellos, siempre sin decirle nada a ella. Siempre haciendo lo mejor por ella. Siempre tratando de que su tiempo necesario fuese perfecto, para que pudiese volver lo antes posible, para que le ayudase de nuevo a levantar su arma.
Ella se marchó. No pudo soportar la lucha de Uruk y le dio a elegir, dejarla, o dejarle a ella. Uruk la amaba con todo su corazón, hasta el punto de dejarlo todo por ella, pero en el último instante, aquel joven guerrero se dio cuenta que los principios son algo que no se podía traicionar, y dejar de lado todos sus sueños, todas sus esperanzas, su fuego y sus fuerzas, no era algo con lo que él pudiese lidiar. Le dijo que la amaba de la misma manera que un poeta, que habría luchado por ella años, que habría escondido a todo un mundo cualquier cosa con tal de verla sonreír, y ella no pudo mas que dejarle solo. Un tiempo necesario, dijo.
Fue largo, aquel tiempo en que Uruk maduró, luchó mas que nunca contra enemigo que nunca debería haber visto, pero los venció, y se hizo mas fuerte, pero a la vez su alma moría un poco mas cada día que veía sus retratos, sus cartas de amor o recordaba días en que la palabra amor no iba con cadenas.

Y llegó el día en que por fin Uruk consiguió verla. Era una situación dulce, saber que volvería a verle, y que además, tras el tiempo pasado, podría abrazarla sin hacerle daño. Podría mirarla a los ojos y decirle con la mirada que siempre estará ahí. Podría volver a contarle sus penas, sus metas, sus logros y abrirle su alma de nuevo a alguien. Se había  sentido tremendamente solo, y le había sido fiel. Nadie nunca entró en su alma y a nadie mas llamó amigo. No iba a hacer nada, nada, que pudiese perjudicarla. Su llegada debía ser perfecta.

Ella vino cogida de la mano de otro hombre. Uruk agarró su alma con un pañuelo sin siquiera preguntar nada, y se mostró sonriente. Puso al día a Landariel y ésta asentía,sonriente. Uruk no pensó mas en el hombre que le acompañaba. Hasta que preguntó por él, todo marchó bien.
-Se trata de un amigo, que en momentos delicados apareció de la nada, me habló dulcemente, me trató bien y hizo que me sintiese bien. Me espera en todo momento y me ama, aunque yo no le corresponda. Se trata de lo mejor que me ha pasado este tiempo.

Uruk se sentó en el suelo, sonriente, y ella a su lado. Pasó un atardecer mientras ella hablaba del nuevo individuo sin parar, mientras Uruk, sin explicación aparente, se encontró lejano, como si su alma hubiese volado lejos. Lloró por dentro, por alguna razón, mientras su mente no encontraba las palabras. Sin siquiera darse cuenta, miró a Landariel a los ojos y le sonrió.
Y de repente, ella, su mejor amiga tantos años, su amor durante muchos otros y el único ser al que había amado, la persona que le había obligado al destierro, que le había humillado y que le había costado mil penas, solo porque él la amaba, ella, Landariel, le llamó por el nombre de aquel otro hombre con una naturalidad pasmosa.
Uruk se mostró fuerte por fuera. Por dentro, la compleja estructura que siempre había sido su corazón, siempre distante pero seguro, cuidadoso pero insaciable, grande pero tímido, se rompió en mil pedazos con cada letra de aquel nombre.

Uruk se marchó sin dar ninguna explicación. Ya en su casa, cogió todas las cosas que algún día tuvieron algo que ver con ella y las destinó a un lugar frío, descuidado y desprovisto de aquel cariño que él les profesaba. Rompió todas las cartas y lanzó al agua cada retrato.
Y finalmente, bajo un sol rojizo, Uruk se tatuó en un hombro:
"Duele tanto el amor, que por él, se muere"

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Um conto de amor,aparentemente simples,mas o seu não dar voltas vai muito fundo,de forma aguda,emocionante.
Uma viagem,as imagens...
E bem assim o sentimento!

Un saludo,amigo Vicent

MEN dijo...

Tienes razón el amor mata. pero amar también significa respetar las decisiones de quien amas y si ella asi lo quiso no le queda otra. Duele pero el tiempo sabe curar las heridas solo el ùede hacerlo. Un bessito

Irene Comendador dijo...

Un abismo cruel ese que relatas, pero al menos hay que pensar en que la otra persona es feliz. No hace tanto que no solo estuve al borde de ese mismo abismo, si no que me plantee con bastante convicción saltar para ver qué sucedía despues, pero creo que despues no hay nada, ahora en la distancia de ese acantilado solo intento recordarme día tras día que es mejor lo malo que la nada, a ver si no se me olvida, que es complicado :DD
Un besazo enorme mi querido escritor de pluma talentosa y embaucadora, eres genial. Nos vemos corazón :D

ese barra a punto dijo...

El final?
Si es así, inesperado, completamente. Querido, has hecho algo que pocos son capaces de hacer. Arruinar un final feliz. Te adoro y admiro por ello.

Un beso y dos abrazos.

Ginés J. Vera dijo...

A veces lo dificil es saber mirar la obra con los ojos de la verdad, con los ojos del artista. Al leerte pienso en qué mirada es la que te lleva a escribir. Sea la que sea, no la pierdas y tráenos aquí esta voz, esta imagen, esta palabra.
Un afectuoso saludo.